04 mayo 2009

E.T.: The Extra Terrestrial


Que logre recordar fue a los 6 años cuando sentí atracción por alguien.
Mi mamá nos llevo a mis hermanos y a mí a ver E.T. al cine y descubrí la sensación física medio estomacal de que alguien te guste. No se si seria normal o no; igual creo que a mamá se lo manifesté y confesé al ponerme triste cuando pasaban los créditos.
Con el pasar del tiempo continúe teniendo enamoramientos temporales de personajes ficticios de películas. Eran bajo una visión infantil y sobretodo de aventuras; ya que unos años después me sucedió igual con Los Goonies.
Quizás sea por eso, que generalmente veo y construyo como en películas, escenas y capítulos de lo que va sucediendo en la realidad. También puede que sea por eso mi debilidad por los amores noveleros, peliculeros y muchas veces no platónicos, pero si imposibles.
Si bien haciendo algo de memoria y cálculos podría etiquetar a varios en la categoría monstruos o extra terrestres, claro esta que mis pseudos enamoramientos por entonces era con los protagonistas: El asmático de Los Gonnies y el bici volador de E.T.

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